El tema de la PIP, prótesis mamarias adulteradas fabricados por la compañía francesa Poly Implant Prothèse, ha afectado a miles de mujeres de unos cincuenta países. Roturas en las prótesis, dolores, quistes, infecciones y rechazo de las prótesis son algunas de las consecuencias del ya denominado caso PIP.
Durante años, se implantaron y comercializaron este tipo de prótesis sin que ningún organismo detectase que este tipo de prótesis estaban fabricadas con silicona industrial y no con silicona médica. El motivo del cambio de material, el ahorro económico, pues la silicona industrial es diez veces más barata que la médica.
Esto ha puesto de manifiesto, que en torno a los productos sanitarios existe una escasa vigilancia y unos exámenes laxos. Los productos sanitarios, como tal, requieren por parte del fabricante de un permiso de las autoridades del país establecido. La autorización se otorga sobre la base de documentos e informes de la compañía. En el PIP, en el que la fábrica se encontraba en Francia, las prótesis necesitaban de una certificación de la Comunidad Europea que otorgan agentes autorizados y que velan y garantizan que los productos comercializados cumplen con los requisitos por la Unión. Con él, las prótesis pueden venderse en los veintisiete países que conforman la Unión.
Los informes eran favorables, las prótesis PIP cumplían todos los requisitos. Y su sello de la Comunidad Europea se renovaba de forma asidua. El fabricante francés Poly Implant Prothèse, era avisado con antelación de inspecciones presenciales en la fábrica, por esta razón ha podido estar varios años desarrollando prótesis de silicona sin que se detectase su naturaleza fraudulenta.
Las Autoridades no han conseguido descubrir cuando comenzó el fraude descubierto a finales de 2009 tras una inspección sorpresa de la Agencia Francesa de Medicamentos y Productos Sanitarios (Afssaps), alertada por el auge de notificaciones de rotura de estas prótesis.
El hallazgo llevó al Gobierno francés a alertar a los países de la Unión Europa sobre el fraude. Se prohibió la distribución y el uso de lasprótesis PIP. La compañía francesa quebró en 2009 y fue intervenida por las autoridades francesas en 2010. Años en los que la compañía aprovechó las rendijas en el sistema de control para cometer su fraude.
Trabajdores de Poly Implant Prothèse, han contado como en los días de inspección médica, ocultaban el material que no querían que se encontrasen los inspectores. Mencionan incluso la existencia de una habitación secreta en la que colocaban el material adulterado.
Ahora el problema estriba en qué hacer con las prótesis. En un principio España, no dictaminó que todas las mujeres con prótesis PIP tuvieran que quitársela, sino sólo en casos de roturas o de algún problema sanitario. Pero sin embargo, sí recoge que las mujeres con prótesis deben hacerse pruebas para verificar el estado de sus prótesis.
En cuanto a los gastos, si la mujer se ha implantado en clínicas privadas, Sanidad sostiene que deben ser las que se encarguen de los gastos de la operación. La sanidad pública sólo financiará la intervención de aquellas mujeres operadas por razones sanitarias y creará una unidad de referencia y consulta.
Fuente: Noticia El País
Fuente: Noticia El País