ALCOHOLISMO
El alcoholismo ¿un
problema de adultos?
El alcohol es una droga muy integrada en nuestra sociedad, es
cotidiano ver en los bares, restaurantes y pubs consumir alcohol, e incluso su
consumo es parte del ritual cristiano – se bebe la sangre de Cristo- por lo que
su consumo no produce rechazo social. Pero hay que entender que todo tiene sus
límites y el consumir alcohol no está exento de ello.
Esos límites se encuentran en el tipo de hábitos que se
desencadenen, un consumo abundante e irresponsable, es el factor principal indicatorio de que la persona que actúa de
esta manera tiene un problema.
Cada vez son más los
adolescentes que caen en las garras de esta enfermedad (porque es una
enfermedad aunque algunos rechacen designarla de esta manera) aunque en la
mayoría de los casos nieguen sufrirla puesto que su consumo no es diario sino de cada fin de semana. Sin saber que el sobrepasar los límites de
ingerir alcohol todos los fines de semanas y comenzar a depender de este hábito
conlleva también a un tipo de alcoholismo, al crear adicción y dependencia a
este tipo de bebida.
¿Por qué no se acepta la palabra alcoholismo?
La no asunción de
esta palabra por los propios enfermos se debe a la enorme carga emocional y
social que entraña. La palabra alcohólico tiene una connotación tan peyorativa
que es considerada un insulto, y está claro que a nadie le gusta ser insultado.
Además al calificarlos de ese modo, los afectados reaccionan a la defensiva
porque son conscientes de su problema pero el hurgar en su herida hace que
reacciones con una violencia proporcional a su dolor. El alcoholismo no es una
cuestión moral. La persona alcohólica no
es un canalla, ni un vicioso, ni una mala persona sino un enfermo. Los alcohólicos son personas incomprendidas,
con frecuencia se les tacha de vagos, agresivo y egoísta sin entender que no
son ellos libremente los que actúan sino que el mando de sus actos lo tiene la
adicción, algo que sí entendemos que ocurra con otros tipos de enfermedades
como son los trastornos mentales.
¿Qué es ser
alcohólico?
Lo que caracteriza al alcohólico es ante todo que no puede controlar el consumo del
alcohol, ha perdido las riendas del alcohol, ya no es él el que
manda sino el tóxico. Su consumo es abundante, pudiendo a menudo emborracharse
o manteniendo un consumo de semiinconsciencia o sopor. El alcohólico es consciente que el consumo le
hace daño, pero no tiene fuerza para salir del mundo que le crea el alcohol.
La persona alcohólica ha creado una relación de dependencia
con el tóxico, y la sustancia es parte de su vida, le es necesaria para
gestionar su propia y nueva identidad.
Existen otras sustancias que generan dependencia el tabaco
para el fumador, e incluso los fármacos para ciertas personas. Pero socialmente
no está tan mal visto porque su dependencia no genera realizaciones violentas
que puedan generar daños a terceros, mientras que alcoholismo hace que los
demás teman ser víctimas indirectas de sus consecuencias.
¿Cómo se hace uno
alcohólico? Las causas pueden ser diversas.
Algunas personas llegan a padecer esta enfermedad porque
sufren depresiones o contrariedades en su vida cotidiana, y con el alcohol
intentan huir de esas situaciones o vivencias no deseadas creando un mundo
paralelo a través de la embriagadez.
Otros en cambio, se inician como forma de manifestación
social de manera lúdica. Estos son los casos que forman de forma inconsciente y
desenfadada al futuro bebedor excesivo en edades muy tempranas. Dentro de este
grupo se incluirían los jóvenes que beben por pertenencia de un grupo. Son
adolescentes sin problemas que beben por alternar con amigos o compañeros, y
que sin ese consumo piensan que no podrán mantener su red de relaciones. Además
como están en fase de conformación de su
organismo, la inclusión de este tóxico en su dieta va a propiciar la
dependencia.
Y existe además entre grupo como un mero instrumento que les
va a permitir el acceso a otros consumos de sustancias tóxicas o
comportamientos adictivos.
La vía por la que nos iniciemos en el alcohol se convierte
posteriormente en una manifestación del propio alcoholismo. El bebedor social
termina siendo un bebedor solitario, el depresivo acaba por sufrir cuadros de
ansiedad y el joven que bebe para alternar acaba siendo rechazado por su
entorno.
¿Es lo mismo ser
alcohólico qué estar alcoholizado?
Ser alcohólico es sentir (siempre o de vez en cuando) una
apetencia irrepemible por el alcohol. Mientras que estar alcoholizado es sufrir
una serie de daños físicos y mentales a consecuencia del exceso del alcohol
ingerido.
Tipos de alcohólico
El alcohólico intermitente. Este tipo de enfermo no bebe todos los días, por lo que le cuesta
reconocer su enfermedad. Se caracteriza porque habitualmente no bebe, pero
cuando lo hace se descontrola y llega a la embriaguez completa. A menudo
empalma unas borracheras con otras y se pasa unos días así, al final de los
cuales se encuentra liberado de sus angustias,
deja de beber y reanuda su vida normal. El alcohólico intermitente tarda en
alcoholizarse, pero no está exento de sufrir graves complicaciones sociales:
que deje el trabajo o que le echen, que revierta la agresividad en el hogar o
el entorno familiar o social, que robe, que se adentre en negociones o
inversiones por encima de sus capacidades y otras muchas situaciones de riesgo que
le pueda conducir a la cárcel.
El alcohólico social. Se inicia por su interés de alternar
con compañeros o amigos. No se suele
emborrachar casi nunca, al beber todos los días desde muy temprana edad, va
acostumbrando su organismo al alcohol y lo necesita, pero al mismo tiempo lo
aguanta en grandes cantidades, crea tolerancia. Al igual que el grupo anterior
no reconocen que son alcohólico, puesto que nunca se han emborrachados, pero de
lo que no son conscientes es de que ni un solo día de su vida pueden dejar de
beber alcohol.
El alcohólico juvenil o de fin de semana. Es un grupo
emergente que proviene de un abuso de la sustancia en poco tiempo para buscar los efectos
desinhibidores rápidamente. Este tipo de
alcoholismo al igual que los anteriores, irán induciendo al afectado a un
consumo habitual aunque sea de fin de semana.
Consecuencias del
alcohol
Los síntomas más extendidos del alcohol son los temblores,
náuseas, graves lesiones en el hígado, impotencia sexual, celos patológicos,
problemas de relación, perdida de habilidades sociales, violencia doméstica,
etc. En general, puede decirse que no hay órgano al que no ataque
el alcohol.
¿Se cura el
alcoholismo?
Los efectos y causas del alcoholismo son variados por los
que su rehabilitación va a depender de una actuación multidisciplinar. El
proceder integral de profesionales de distintas especialidades va a intentar
remediar las anomalías que se han producido en el paciente por el consumo de
alcohol.
Es un proceso que
aúna un tratamiento farmacológico de desintoxicación ya sea ambulatorio
u hospitalario continuando que ayude a crear una autoconfianza y voluntad de
superar la abstinencia con un proceso psicológico de normalización que analice
la nueva situación social, laboral y afectiva del enfermo.
Otra parte importante para la recuperación viene de la mano
de voluntarios, que a través de grupos de autoayuda contribuyen a que el
enfermo no se sienta sólo en la enfermedad y a que desahogue sus pensamientos y
sentimiento al compartirlos con otros.
Si se termina con éxito este tratamiento multidisciplinar el
pronóstico sería el de curación en la medida en que todos los problemas y
situaciones que mantenían la dependencia alcohólica se han solucionado, o al
menos ha servido para que el enfermo busque soluciones a sus problemas sin
necesidad de que estas pasen por el consumo del alcohol.
Es decir, estará curado en la medida en que NO vuelva a
ingerir ningún tipo de bebida alcohólica, no es solución lo que algunos
entiende como “aprender a beber” las personas que están afectadas por esta
enfermedad no deben volver al beber para no entrar de nuevo en un ciclo de
dependencia. Una vez desarrollada la enfermedad alcohólica, las posibilidades
de volver a realizar un consumo “moderado”, “responsable”, “controlado” o
cualquier otro calificativo de la misma índole, son nulas.
¿Un alcohólico recuperado está libre de recaídas?
El alcoholismo como otros procesos adictivos tiene como
característica que cabe la posibilidad de que se produzcan recaídas. La recaída
se produce cuando un enfermo que ha reconocido su enfermedad, modulando con
ellos cambios en sus estadios personales y que lleva un gran período en
abstinencia vuelve a ingerir alcohol.
Una recaída no es una vuelta al inicio del proceso de
recuperación, pues el enfermo ha aprendido los mecanismos más iniciales para
hacerse con el control de su enfermedad, pero sí requiere de una amplia
atención por parte de los profesionales para estudiar y analizar las causas que
le llevaron de nuevo al consumo, y estudiar así, si las posibles causas de las
mismas puedan estar situadas en factores no superados en el proceso de
iniciación.
La recaída en el alcoholismo es peligrosa, porque el
paciente se va volviendo inmune a todo el tratamiento. En la medida en que se
adquiera esa inmunidad, cada vez será más difícil volver a retomar el
tratamiento y consecuentemente conseguir estabilizarle al enfermo para ayudarle
en su enfermedad.
Por ello, es importante el apoyo de familiares, amigos, de su entorno más cercano y de la sociedad en general para evitar las recaídas en las personas que padecen esta enfermedad.
Existen muchas campañas de concienciación sobre esta problemática:
El Gobierno de Chile emitió una campaña muy dura sobre la conducción y los efectos del alcohol
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