lunes, 2 de enero de 2012

Drogodependencia

                                      ALCOHOLISMO


El alcoholismo ¿un problema de adultos?
El alcohol es una droga muy integrada en nuestra sociedad, es cotidiano ver en los bares, restaurantes y pubs consumir alcohol, e incluso su consumo es parte del ritual cristiano – se bebe la sangre de Cristo- por lo que su consumo no produce rechazo social. Pero hay que entender que todo tiene sus límites y el consumir alcohol no está exento de ello.
Esos límites se encuentran en el tipo de hábitos que se desencadenen, un consumo abundante e irresponsable,  es el factor principal  indicatorio de que la persona que actúa de esta manera tiene un problema.
 Cada vez son más los adolescentes que caen en las garras de esta enfermedad (porque es una enfermedad aunque algunos rechacen designarla de esta manera) aunque en la mayoría de los casos nieguen sufrirla puesto que su consumo no es diario sino  de cada fin de semana.  Sin saber que el sobrepasar los límites de ingerir alcohol todos los fines de semanas y comenzar a depender de este hábito conlleva también a un tipo de alcoholismo, al crear adicción y dependencia a este tipo de bebida.
¿Por  qué no se acepta la palabra alcoholismo?
 La no asunción de esta palabra por los propios enfermos se debe a la enorme carga emocional y social que entraña. La palabra alcohólico tiene una connotación tan peyorativa que es considerada un insulto, y está claro que a nadie le gusta ser insultado. Además al calificarlos de ese modo, los afectados reaccionan a la defensiva porque son conscientes de su problema pero el hurgar en su herida hace que reacciones con una violencia proporcional a su dolor. El alcoholismo no es una cuestión moral.  La persona alcohólica no es un canalla, ni un vicioso, ni una mala persona sino un enfermo.  Los alcohólicos son personas incomprendidas, con frecuencia se les tacha de vagos, agresivo y egoísta sin entender que no son ellos libremente los que actúan sino que el mando de sus actos lo tiene la adicción, algo que sí entendemos que ocurra con otros tipos de enfermedades como son los trastornos mentales.
¿Qué es ser alcohólico? 
Lo que caracteriza al alcohólico es  ante todo que no puede controlar el consumo del alcohol, ha perdido las riendas del alcohol, ya no es él el que manda sino el tóxico. Su consumo es abundante, pudiendo a menudo emborracharse o manteniendo un consumo de semiinconsciencia o sopor.  El alcohólico es consciente que el consumo le hace daño, pero no tiene fuerza para salir del mundo que le crea el alcohol.
La persona alcohólica ha creado una relación de dependencia con el tóxico, y la sustancia es parte de su vida, le es necesaria para gestionar su propia y nueva identidad.
Existen otras sustancias que generan dependencia el tabaco para el fumador, e incluso los fármacos para ciertas personas. Pero socialmente no está tan mal visto porque su dependencia no genera realizaciones violentas que puedan generar daños a terceros, mientras que alcoholismo hace que los demás teman ser víctimas indirectas de sus consecuencias.
¿Cómo se hace uno alcohólico? Las causas pueden ser diversas.
Algunas personas llegan a padecer esta enfermedad porque sufren depresiones o contrariedades en su vida cotidiana, y con el alcohol intentan huir de esas situaciones o vivencias no deseadas creando un mundo paralelo a través de la embriagadez.
Otros en cambio, se inician como forma de manifestación social de manera lúdica. Estos son los casos que forman de forma inconsciente y desenfadada al futuro bebedor excesivo en edades muy tempranas. Dentro de este grupo se incluirían los jóvenes que beben por pertenencia de un grupo. Son adolescentes sin problemas que beben por alternar con amigos o compañeros, y que sin ese consumo piensan que no podrán mantener su red de relaciones. Además como  están en fase de conformación de su organismo, la inclusión de este tóxico en su dieta va a propiciar la dependencia.
Y existe además entre grupo como un mero instrumento que les va a permitir el acceso a otros consumos de sustancias tóxicas o comportamientos adictivos.
La vía por la que nos iniciemos en el alcohol se convierte posteriormente en una manifestación del propio alcoholismo. El bebedor social termina siendo un bebedor solitario, el depresivo acaba por sufrir cuadros de ansiedad y el joven que bebe para alternar acaba siendo rechazado por su entorno.
¿Es lo mismo ser alcohólico qué estar alcoholizado?
Ser alcohólico es sentir (siempre o de vez en cuando) una apetencia irrepemible por el alcohol. Mientras que estar alcoholizado es sufrir una serie de daños físicos y mentales a consecuencia del exceso del alcohol ingerido.
Tipos de alcohólico
El alcohólico intermitente. Este tipo de enfermo  no bebe todos los días, por lo que le cuesta reconocer su enfermedad. Se caracteriza porque habitualmente no bebe, pero cuando lo hace se descontrola y llega a la embriaguez completa. A menudo empalma unas borracheras con otras y se pasa unos días así, al final de los cuales  se encuentra liberado de sus angustias, deja de beber y reanuda su vida normal. El alcohólico intermitente tarda en alcoholizarse, pero no está exento de sufrir graves complicaciones sociales: que deje el trabajo o que le echen, que revierta la agresividad en el hogar o el entorno familiar o social, que robe, que se adentre en negociones o inversiones por encima de sus capacidades y otras muchas situaciones de riesgo que le pueda conducir a la cárcel.
El alcohólico social. Se inicia por su interés de alternar con compañeros o amigos.  No se suele emborrachar casi nunca, al beber todos los días desde muy temprana edad, va acostumbrando su organismo al alcohol y lo necesita, pero al mismo tiempo lo aguanta en grandes cantidades, crea tolerancia. Al igual que el grupo anterior no reconocen que son alcohólico, puesto que nunca se han emborrachados, pero de lo que no son conscientes es de que ni un solo día de su vida pueden dejar de beber alcohol.
El alcohólico juvenil o de fin de semana. Es un grupo emergente que proviene de un abuso de la sustancia  en poco tiempo para buscar los efectos desinhibidores  rápidamente. Este tipo de alcoholismo al igual que los anteriores, irán induciendo al afectado a un consumo habitual aunque sea de fin de semana.
Consecuencias del alcohol
Los síntomas más extendidos del alcohol son los temblores, náuseas, graves lesiones en el hígado, impotencia sexual, celos patológicos, problemas de relación, perdida de habilidades sociales, violencia doméstica, etc. En general, puede decirse que no hay órgano al que no ataque el alcohol. 
¿Se cura el alcoholismo?
Los efectos y causas del alcoholismo son variados por los que su rehabilitación va a depender de una actuación multidisciplinar. El proceder integral de profesionales de distintas especialidades va a intentar remediar las anomalías que se han producido en el paciente por el consumo de alcohol.
Es un proceso que  aúna un tratamiento farmacológico de desintoxicación ya sea ambulatorio u hospitalario continuando que ayude a crear una autoconfianza y voluntad de superar la abstinencia con un proceso psicológico de normalización que analice la nueva situación social, laboral y afectiva del enfermo.
Otra parte importante para la recuperación viene de la mano de voluntarios, que a través de grupos de autoayuda contribuyen a que el enfermo no se sienta sólo en la enfermedad y a que desahogue sus pensamientos y sentimiento al compartirlos con otros.
Si se termina con éxito este tratamiento multidisciplinar el pronóstico sería el de curación en la medida en que todos los problemas y situaciones que mantenían la dependencia alcohólica se han solucionado, o al menos ha servido para que el enfermo busque soluciones a sus problemas sin necesidad de que estas pasen por el consumo del alcohol.
Es decir, estará curado en la medida en que NO vuelva a ingerir ningún tipo de bebida alcohólica, no es solución lo que algunos entiende como “aprender a beber” las personas que están afectadas por esta enfermedad no deben volver al beber para no entrar de nuevo en un ciclo de dependencia. Una vez desarrollada la enfermedad alcohólica, las posibilidades de volver a realizar un consumo “moderado”, “responsable”, “controlado” o cualquier otro calificativo de la misma índole, son nulas.


¿Un alcohólico recuperado está libre de recaídas?
El alcoholismo como otros procesos adictivos tiene como característica que cabe la posibilidad de que se produzcan recaídas. La recaída se produce cuando un enfermo que ha reconocido su enfermedad, modulando con ellos cambios en sus estadios personales y que lleva un gran período en abstinencia  vuelve a ingerir alcohol.
Una recaída no es una vuelta al inicio del proceso de recuperación, pues el enfermo ha aprendido los mecanismos más iniciales para hacerse con el control de su enfermedad, pero sí requiere de una amplia atención por parte de los profesionales para estudiar y analizar las causas que le llevaron de nuevo al consumo, y estudiar así, si las posibles causas de las mismas puedan estar situadas en factores no superados en el proceso de iniciación.
La recaída en el alcoholismo es peligrosa, porque el paciente se va volviendo inmune a todo el tratamiento. En la medida en que se adquiera esa inmunidad, cada vez será más difícil volver a retomar el tratamiento y consecuentemente conseguir estabilizarle al enfermo para ayudarle en su enfermedad.
Por ello, es importante el apoyo de familiares, amigos, de su entorno más cercano y de la sociedad en general para evitar las recaídas en las personas que padecen esta enfermedad.
Existen muchas campañas de concienciación sobre esta problemática:


El Gobierno de Chile emitió una campaña muy dura sobre la conducción y los efectos del alcohol

Fuentes: Libros sobre el alcoholismo

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