La operación para dotar al paciente de un corazón artificial en Córdoba es la cuarta realizada en España y la primera en Andalucía. Dado que en España está más extendida la donación de órganos la implantación de este dispositivo ventricular definitivo está creando todo un precedente, ya que esta práctica es más propia de EEUU o de Centroeuropa.
El hombre de setenta años no admitía un trasplante de corazón debido a que padecía insuficiencia cardíaca terminal. Por esta razón, el equipo de médico del Hospital Reina Sofía optó por implantar un corazón artificial en el paciente.
Para poder efectuar la operación realizada el 26 de octubre que tuvo una duración de tres horas, el equipo médico de Córdoba, integrado por cirujanos cardiovasculares, cardiólogos, intensivistas, anestesistas y personal de enfermería, se trasladó a Berlín para formarse en este tipo de intervenciones como así explica el Jefe de Cirugía Cardiovascular del Reina Sofía, Ignacio Muñoz “Para implantarlo nos formamos primero en Berlín y luego se practicó esta misma operación en un modelo animal en el Hospital Veterinario de Córdoba”.
El dispositivo ventricular definitivo (corazón artificial) es un dispositivo de titanio con dos cánulas de entrada y salida al corazón y con un motor- bomba eléctrico que impulsa la sangre al interior del órgano que se coloca en el pecho del paciente que sólo lleva en el exterior un pequeño cable conectado a una unidad de control que consiste en una batería eléctrica que se enchufa a la red eléctrica, si el paciente está en su domicilio o en dos baterías recargables que tienen una autonomía de 12 horas que permite al paciente desplazarse y llevar una vida lo más normal posible.
El Jefe de Cardiovascular de Reina Sofía Ignacio Muñoz explica que “este dispositivo proporciona una expectativa de vida más que aceptable. La tolerancia es sorprendentemente buena y la experiencia refleja que modelos de corazones artificiales anteriores al colocado aquí duraban más de 10 años, por lo que los nuevos podrían mantenerse más tiempo"
El coste del aparato no llega a los 90.000 euros, un gasto que no supera los varios miles de euros que cuesta el tratamiento del paciente a la Seguridad Social cuando ingresa en el centro hospitalario por una crisis cardíaca.
Actualmente no existen pacientes en lista de espera para esta intervención, como así señala el cardiólogo del Reina Sofía José María Arizón, “se están estudiando nuevos pacientes, pero aún no hay nuevos candidatos", ya que el dispositivo ventricular definitivo está destinado a un número limitado de pacientes, sólo a aquellos que no admiten un trasplante de corazón.
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